martes, 30 de abril de 2013

Dedicatoria de Jose Manuel Ulanga a Noelia Gualda ¡Muchas Gracias!

Una mañana fresca de octubre una algarabia de ladridos invadio la sierra andaluza. Los perros esperaban con ansia y inquietud la hora de la suelta. Los rehaleros se vestian mientras sus zahones y sus polainas de cuero, afilaban sus cuchillos de remate y se cojian sus caracolas. Los primeros venados y los guarros más jovenes y inexpertos al oir los ladridos de los perros salieron de entre la espesura de la sierra para huir del peligro que se les avecinaba. Pedro y Kiko dos señores de Jaén fueron los primeros en la mancha en abatir dos jovenes venados y dos jovenes guarros. Los venados no llegaban ninguno de ellos a las 10 puntas y los guarros no llegaba ninguno a los 60 kg. Mientras tanto, una joven rehalera llamada Noelia Gualda Galvez una joven rehalera andaluza habrio las puertas del remolque de la rehala de su padre. Podencos Campaneros, Podencos Paterneros, Mastines ligeros, Cruzados de Podenco con grifon y de Podenco con Dogo, Stanffors...salieron a una velocidad increible del remolque. El ultimo entre todos ellos Juanillo un Teckel puro que pertenecia a Noelia. Fue el ultimo en salir del remolque ya que era el mas pequeño de todos y los demás no le dejaban salir el primero.
Uoooooghooooooo!!- grito Noelia.
Ahi van los perros wenooosss!!-grito el padre de Noelia.

De repente, un guarro de más de 100 kg y de afiladas navajas y que estaba escondido en una gran mancha de jaras golpeo a uno de los Podencos Campaneros de la rehala del padre de Noelia. ELchillido del perro al salir volando entre las jaras alarmo a los demás perros que había en aquella misma mancha. Una veintena de perros acudieron hacia el lugar donde estaba el cadaver sin vida de uno de sus compañeros.
Jay jay jay jay jay jay jay jay- empezo a jipar uno de los Podencos Paterneros de la rehala del padre de Noelia.
Los demás perros alli paralizados ante el cadaver sin vida de uno de sus compañeros al escuchar aquellos ladridos acudieron a carrera abierta hacia el lugar de los hechos. Al llegar hacia el lugar de los hechos alli vieron a otro de sus compañeros persiguiendo por un claro a un guarro de más de 100 kg y de grandes navajas. Aquella veintena de perros salieron de la mancha de jaras y todos jipando al guarro. Una gran carrera entre la vida y la muerte comenzó. Dos Podencos de otra rehala que por alli merodeaban consiguieron dar alcance al guarro pero esté rapidamente golpeo con sus grandes navajas a los dos perros dejando a uno tuerto y al otro gravemente herido de un navajazo en el cuello. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez disparos cayeron cerca del guarro pero ninguno consiguio herirlo. Al final debajo de una encina el guarro se detuvo al ver a otra veintena de perros delanté de él. Cuatro Podencos Campaneros y Paterneros se tiraron como locos a por el guarro, pero los cuatro salieron mal parados. Entonces, el pequeño Juanillo se tiro al cuello del guarro y consiguio tenerlo sujeto. Entonces, los demás perros se tiraron a por el guarro. Alguno murio y otros seis fueron gravemente heridos en el comienzo del agarre. Al poco rato llego Noelia al lugar del agarre con la cara negra de las jaras, sudando, con el cuchillo fuera de la funda, con una cara sonriente le clavo el cuchillo cuatro veces al guarro. Cuatro puñaladas y un montón de perros hicieron falta para acabar con la vida de aquel guarro. Unos cuantos valientes perdieron la vida aquella mañana en la batalla contra aquel guarro. Al final de la batalla la mayoria de los perros abandonarón el cadaver sin vida de aquel gran guarro manchados de sangre. Noelia se alejó de allí después de marcar el lugar donde estaba el guarro para que después recojieron al guarro los de las mulas. Sonriente y con los ojos brillantes se alejó de alli Noelia.
Guau guau- escucho de repente Noelia, se dio la vuelta y alli vio al Juanillo manchado totalmente de sangre y encima del guarro como si se estuviera chuleando. Mirando al frente. Entonces Juanillo salio a toda carrera al ver a un venado corriendo entre las jaras perseguido por más de diez podencos de la rehala del padre de Noelia.
Ahi va el Juanilloooo!!! Ahi va ese pequeño valienteeeee!! Ahi van los perros wenooooooosssss!!! -grito Noelia, mientras su mirada se dirijia hacia el frente, hacia la mancha que todavia quedaba por batir. Donde más guarros, pepas, venados y zorros quedaban escondidos.

Dedicado a Noelia Gualda Galvez.

De parte de José Manuel Ulanga.
 
 
 
                       Yo despues de matar una pepa en la Sierra del loro finca `` Los pueblos´´



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